miércoles, 7 de abril de 2010

Historias de las máscaras de la lucha libre


Apareció por vez primera el 7 de noviembre de 1933 en Norteamérica, un luchador con un raro tipo de antifaz que respondía al nombre de Jim Atts. Masked Marvel surgió un mes después en el Madison Square Garden de Nueva York, capucha con una calavera pintada en el frente. En todo el mundo ellos fueron los primeros luchadores con un complemento de la vestimenta que se propagó entre la comunidad de gladiadores, de manera socorrida y acentuada. Luis Núñez con el mote de "El Enmascarado" tiene ese capítulo a su favor. Jorge Lambros utilizó el mismo nombre de "la Maravilla Enmascarada", pero en él no prosperó el personaje. Jesús Velásquez, el "Murciélago Enmascarado" si fue el primer mexicano en utilizar una máscara y aterrorizar en las arenas con sus quirópteros dando realce y credibilidad a su personaje, tal vez de ese tiempo, el primer ángulo o "gimmick" bien esgrimido. Ese mismo luchador fue el trágico verdugo de Merced Gómez, quien perdió un ojo a causa de una salvaje patada a "la filomena", y el mismo que escribió argumentos para las películas del Santo. A él se le atribuye también el primer combate máscara contra cabellera sostenido con Octavio Gaona, y éste último se quedó con la fúnebre capucha negra. En 1955 al Murciélago le fue retirada su licencia de luchador profesional de por vida. Pero adelantándonos en el tiempo, ya la máscara causaba furor con el misterio de sus luchadores, sus lances y estilos encontrados. A ellos se les atribuían fuerzas y poderes especiales, una ola de misterios y rumores que enmarcaban las personalidades de cada uno. La magia comenzaba a tejerse. Son cientos o miles quizás los que han portado una máscara sobre el rostro, pero pocos, muy pocos se convirtieron en monstruos de leyenda.